Hoy, como otros miles de millones de espectadores, me quedé embelesado frente a la magnificencia de la inauguración de la 29na olimpiada de la era moderna en la ciudad de Beijing. La batalla por encontrar el mejor adjetivo que refleje adecuadamente lo que hemos presenciado ya se debe haber iniciado, al igual que el escoger la mejor foto o identificar la mejor escena. De lejos, este tema será el que tomará por asalto el centro de la noticia y no cabe duda que todos coincidirán en que esta ceremonia difícilmente podrá ser superada en concepción y puesta en escena. Alegorías a la armonía, el medio ambiente, la paz, la interculturalidad, entre otros valores, abundaron en la ceremonia.
Pero no solo en la ceremonia, sino también en el montaje de los juegos. Una muestra de ello es el despliegue de tecnología de última generación, denominada “energía verde”, que sirve de soporte de estos juegos. Para dar un ejemplo: se usarán nuevos avances tecnológicos para capturar 3000 metros cúbicos de agua de lluvia tan solo para uso de los periodistas. Más detalles de estos avances lo podrán encontrar en un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Sin embargo, detrás de esta muralla mediática, la espectacularidad del evento, el discurso oficial y la tecnología verde se ocultan historias de horror.
Por ejemplo, las que son reseñadas en un breve, pero muy bien documentado, artículo de Ignacio Ramonet en la que hace énfasis sobre los objetivos políticos de estos juegos y que se complementa muy bien con un extenso reporte sobre la desastrosa situación de los Derechos Humanos en China (2007)
Otra fuente de información alternativa es el extraordinario artículo del dos veces embajador de Perú en la ONU Oswaldo Rivero, publicado en la edición de marzo de este año en la edición peruana de Le Monde Diplomatique titulado "China: del milagro económico al desastre ecológico" y del cual extraigo tan sólo un párrafo:
“Hoy, el modelo de expansión urbana de California es el paradigma global de urbanización y desarrollo. Consiste en un crecimiento insostenible de las ciudades que destruye tierras agrícolas, biodiversidad, devora insaciablemente agua, alimentos, petróleo, hace del automóvil privado el rey del transporte y lanzan enormes cantidades de gases hacia la atmósfera que contaminan el aire y recalientan el clima del planeta.
La China está replicando este modelo insostenible pero con cuatro peligrosas desventajas frente a California. Tiene mucho más población, más escasez agua, menos producción agrícola per-capita y, en vez de petróleo, usa el carbón, una energía mucho más contaminante. Estas desventajas están produciendo en China un peligroso desequilibrio físico-social entre la población y los recursos. Frente a una población urbana que crece a la increíble tasa de casi 6% (unos 30 millones al año) un tercio del suelo sufre erosión y está inhabilitado para la agricultura, el 75% de los ríos y los lagos están contaminados, también el 90% de las fuentes subterráneas del agua. Hoy, unas 400 ciudades tienen escasez de agua y casi todas ellas sufren una de las peores contaminaciones del aire y del agua en el mundo.”
Si has llegado hasta aquí, pensarás que tengo una especial atracción por el lado oscuro de las historias y que, eventualmente, no tengo derecho a estar aguando fiestas. Lamentablemente no tengo espíritu de oveja, sino de salmón…
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