Según los resultados de la última encuesta de IPSOS APOYO, publicada por El Comercio el día de hoy, la aprobación del Presidente García solo llega al 22%. La cifra no difiere mucho de la Encuesta Nacional: Gestión Presidencial PUCP en donde 44% de los encuestados la considera mala o muy mala y un 42% adicional la califica de regular, y tampoco del reciente Estudio de Opinión Pública a Nivel Perú de CPI donde un abrumador 82.2% sostuvo que este gobierno no lo había beneficiado en nada desde el punto de vista económico.
Huelga decir que este hecho concentró las tintas de algunos de nuestros mejores analistas políticos: ¿En Qué se Parecen Toledo y García? (Gustavo Gorriti – Caretas), ¿Peruanos desagradecidos? (Carlos Basombrío – Perú 21), La centralidad ciudadana (Sinesio López – La República), El maquiavelismo de Alan García (Fernando Rospigliosi – Perú 21). Obviamente no podían faltar las caricaturas de Carlín, Juan Acevedo (en su extraordinario Love Story) y Heduardo.
La gran mayoría concentra su atención en la suma de crisis coyunturales. Por un lado, la arrogancia, la soberbia, la autosuficiencia y la falta de tolerancia mostradas por el presidente García. Si esto fuera cierto, bastaría con un cambio en la gestualidad y gran parte del problema estaría resuelto. Aunque soy conciente que en política la forma es el fondo, me parece que, en este caso particular, la medida se quedaría más que corta.
Por otro lado,
se dice que García es depositario de la enorme frustración y desesperanza del pueblo peruano frente a su clase política; otra vez, aunque los desaciertos en materia de anticorrupción y modernización de la gestión son clamorosos, aunque García tomara nuevos rumbos y arremetiese frente a la rampante corrupción y desprestigio institucional, estas medidas poco harían para cambiar el rumbo de las cosas. El artículo de Gorriti peca, además, de ingenuo. Pretende enarbolar la teoría de que es la brecha entre una expectativas muy elevadas, por el discurso permanente de que somos la economía más solida del continente, versus la realidad cotidiana de cada habitante lo que luego se refleja en frustración y, por tanto, en las encuestas. Además, Gorriti no redondea el argumento, no queda claro si la salida sería vía la reducción de las expectativas o, por el contrario, con la satisfacción de las mismas.
En este último sentido, me gusta más la posición de Sinesio López quien sí se atreve a desbrozar las causas estructurales del problema. Este párrafo refleja claramente su posición "¿Quiénes habitan el país? ¿Extraterrestres o ciudadanos de carne y hueso? ¿Quién es injusto? ¿El gobierno que aplica políticas públicas que no reducen la pobreza y que agravan la desigualdad o la ciudadanía que las evalúa en su propio pellejo? El gran crecimiento: la cantaleta de todos los días. ¿Quiénes gozan, engordan y estallan con el gran crecimiento? ¿De qué sirve "el gran crecimiento" para casi la mitad de los peruanos que son pobres y para el 20% de los ciudadanos que viven en la extrema pobreza? "Este el rumbo acertado": ¿Acertado para quiénes? ¿Acertado para los pobres y muy pobres? "Por desaprobación en encuestas momentáneas sería una irresponsabilidad cambiar los objetivos que nos hemos planteado": ¿Cuáles objetivos, aquellos que García propuso como candidato y por los cuales fue elegido presidente por los ciudadanos o los actuales con los que gobierna para los ricos?
En esta línea, López camina por la misma ruta planteada por Alain Touraine en la entrevista publicada por la revista QUEHACER en donde diseca al presidente García y diagnostica claramente la ruta política, social y económica tomada por el Perú. A decir de Touraine "básicamente, creo que el presidente, por razones que pueden ser muy positivas e inteligentes, está en el pasado. El gobierno es liberal, como los gobiernos solían ser hace diez o veinte años atrás. Ahora que todos los gobiernos están tratando de reintroducir el Estado, de retomar el control de las actividades económicas porque son fluctuantes y no muy sólidas, tal vez con razón, ese no es mi problema, el presidente defiende un liberalismo casi excepcional. Parece que se equivocó de tren, está llegando un poco atrasado a la estación de metro 'Liberalismo'".
Finalmente, el politólogo francés concluye "...ir hacia el pasado no tiene futuro"
No hay comentarios.:
Publicar un comentario